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martes, 6 de noviembre de 2012
LOS FANTASMAS QUE ALGUNA VEZ NOS PRESENTARON (Segunda parte)
Por Lebb (Exclusivo para el Observador 21)
En aquel tiempo, ––como les venía contando––, nuestro padre, ––el cuentero mayor––, mis hermanos, y tal cual hijo de vecino, solíamos sentarnos a compartir nuestros mundos, a echar cuentos, a actualizarnos en noticias generales y en farándula de la comarca, preferentemente cuando el sol de los venados doraba suavemente las colinas del oriente en su trayecto final hacia su ocaso.
El turno era entonces para uno de los menores del grupo, el cual, cuando se apagaban las sonrisas y los comentarios de la intervención anterior, empezó a narrar pausadamente su propia experiencia de espantos en aquella época cuando en solitario debía hacer largas caminatas hacia una sede campestre, montaña arriba, no a divertirse sino a trabajar por el mantenimiento de la familia y claro está también para responder por el deber de hacer progresar la patria.
Casi siempre se le hacía tarde por dos de sus costumbres tradicionales, la de dejar todo para lo último y la dejarse seducir por la charla de un amigo o por el chisme o el encanto de una amiga.
En consecuencia, las tinieblas jóvenes de la noche lo sorprendían precisamente en el tramo más boscoso y desolado y cuando sus resuellos se imponían al volumen del ambiente. Refería que en esa ocasión se había subido precisamente ese "volumen del ambiente", por cuanto la atmósfera había agregado la hostilidad del viento, la llovizna, el retumbar de los truenos y las luces intermitentes de los relámpagos.
"Por consiguiente, las matas y los árboles ––comentaba el hombre–– temblaban por lógica cobardía, mientras que yo, por el contrario, avanzaba valientemente montaña arriba con paso lento pero firme, "como mi General" ––Frase acuñada en los tiempos de la dictadura de un famoso General colombiano, que no fue tan "firme" porque lo tumbaron rápido––.
Sin embargo, el andar se hacía cada vez más parsimonioso: la vista, en medio de la creciente oscuridad, apenas lograba adivinar un camino borroso en medio de arbustos alborotados cuyos ramajes convulsionaban en todas las direcciones.
"En dado momento, ––continuaba el narrador, con ojos fuera de órbita y con cara de ultratumba–– al alzar la cara me pareció ser vidente de una singular aparición, arriba del cerro: recortado contra el cielo tempestuoso, nada menos que un OVNI, (no de aquéllos otros), sino un objeto viviente no identificado, o para ser más claro, una especie de monstruo de grandes proporciones que me hacía señas con sus brazos largos y retorcidos como ordenándome desesperado que escalara rápido hasta la cima.
Reprimiendo el terror primitivo y con el empuje de las consignas: "retroceder nunca y rendirse jamás"; y aquélla otra: "¡Aguiluchos, a la cumbre!"que gritábamos en la formación del colegio, me aproximé a grandes zancadas ––así ustedes no lo crean–– hasta la supuesta aparición listo a saborear a fondo y con pasión mi primer encuentro fantasmal.
Una vez delante suyo, se me congeló la sangre... ––Y aquí el cuentero hizo una pausa y miró al auditorio. Luego remató la historia con un desenlace inesperado––: No se me congeló por el susto ni por una emoción mortal, sino más bien por el desencanto:
El tal monstruo, ––tal como le pasó al Quijote con sus molinos de viento––, resultó ser un simple árbol más alto que los otros, del color de la noche, con extremidades huesudas de hojas abundantes. Sólo que para mi fantasía calenturienta se transfiguró en un personaje de terror cuyos brazos esqueléticos, al son del viento fuerte iban hacia adelante e iban hacia atrás en un falso positivo que yo interpreté como una invitación a que me acercara lo más pronto posible".
Aquí los concurrentes no sabían si chiflar al cuentero o sonreirse de su inocentada. Sin embargo, estuvieron de acuerdo en que las apariencias han engañado todo el tiempo a los humanos y de que para bastante gente los fantasmas los concibe la imaginación o sólo los crean algunas mentes típicas incitadas por energías misteriosas. Sin embargo, sobre este último punto, muchos no estaban completamente de acuerdo.
Alguien podría engañarse como en el caso del amigo de arriba que a partir de un árbol turbulento en una noche de borrasca se ingenió un espanto; pero no muchos podrían estar inventando imágenes o figuras cuando se trata de leyendas consagradas por los siglos o de apariciones que han venido perpetuándose en el imaginario común de las generaciones.
Uno de ellos, precisamente, que no se había reído mucho, tomó la palabra para contarnos cómo a ese respecto, desde los tiempos de Jesús, venía rodando por el mundo una respetable leyenda, según la cual un judío había sido objeto de una terrible maldición, el día de la crucifixión de Cristo, por negarse a prestarle al Mártir una pequeña caridad:
Una variante de la leyenda relata que un personaje judío, al pie del camino, le negó un poco de agua al Salvador en su doloroso ascenso al Gólgota, por lo cual, se había hecho acreedor a la condena de no morirse nunca para dedicarse desesperado a «errar por el mundo hasta el segundo retorno del Hijo de Dios».
Unos dicen que su nombre es Malco, el asistente del Sumo Sacerdote, a quien San Pedro, en uno de sus típicos arrebatos, le cortó la oreja.
Según el supuesto relato de un obispo armenio que alguna vez visitó Inglaterra, la leyenda registra una nueva versión, a saber, el tal judío errante era un ermitaño, antiguo criado de Pilatos, a quien maldijo Jesús, a semejanza de la higuera, porque ese día al verlo pasar con la cruz a cuestas, le gritó insolente y despectivo: "¡Vea a ver, si va más rápido!".
Fue entonces cuando Jesús, embargado por la fatiga y el dolor, lo miró duramente y le respondió: "¡Yo voy a ir más rápido, pero tú te quedarás hasta que yo vuelva por segunda vez!"
A partir de entonces ––sigue la leyenda–– se convirtió en un fantasma que no se puede morir, a semejanza de Jack, el tacaño, el de la lámpara de nabo, porque debe cumplir primero la pena de vagar por el mundo buscando el perdón de la blasfemia, antes del segundo retorno de Cristo. El criado rejuvenece cada vez que llega a la edad de cien años, y así hasta el fin de los tiempos".
De esa manera, ahí en los mejores espacios de la casa, entretenidos con las palabras, pasábamos los últimos minutos oficiales de luz antes de buscar la oscuridad de la cama. (Seguiremos hablando después, en el otro OBSERVADOR)
martes, 23 de octubre de 2012
¡SÁCALE "RADIOGRAFÍA" A TU NOVIO HOY, PARA EVITAR FRAUDES MAÑANA!

lunes, 22 de octubre de 2012
JACK, EL DE LA LINTERNA
Cuentan que una alma en pena deambula eternamente por toda la tierra, portando una lámpara y buscando desesperada su salvación eterna
Según cuentan, Jack, antes de convertirse en un fantasma andante con farol monstruoso, era un granjero irlandés de cero en conducta: tacaño en extremo, (defecto que no le gustaba para nada a los vecinos), además, borracho, mujeriego y tramposo como jamás había existido antes hombre alguno. Tan pésima era su reputación que incluso en concepto de algunos era capaz de superar la maldad del mismísimo demonio.
Y este último chisme fue el que precisamente atrajo la atención del Amo de las tinieblas, el cual, disfrazado de granjero se le presentó una noche con intenciones de llevárselo definitivamente para los infiernos. Pero el engañador número uno de la historia no contaba con la astucia de Jack quien lo invitó antes de partir a tomarse en la taberna unos buenos tragos. Dicen que se los tomaron con gusto como viejos amigos y que, al final, el futuro fantasma no tenía con qué pagar, o mejor, no quería pagar. Fue entones, cuando invocando la amistad del Diablo y la promesa de acompañarlo con cuerpo y alma toda la eternidad, le pidió, como ejercicio de sus grandes poderes, que se convirtiera en moneda de oro para poder saldar obviamene la cuenta.
Informa la prensa de entonces que Lucifer accedió y que en medio de una explosión con mucho humo se transformó en moneda. Pero que tan pronto ocurrió esto, el tal Jack cogió la moneda-diablo y la guardó en su bolsa donde siempre llevaba como hacen muchos cristianos una cruz de plata.
Por supuesto que el diablo, a punto de sufrir un infarto con la cruz al lado y sin poder recuperar su identidad física, le propuso a Jack unos desesperados diálogos de paz que acabaron con una promesa solemne de aquél: "¡No te llevaré conmigo esta vez––le prometió––, pero sácame de aquí!"
Unos informantes aseguran que la tregua fue por un año. Los más generosos dijeron que el diablo lo iba a dejar cometiendo maldades por diez años más. Lo cierto es que, al cabo del lapso acordado, el demonio volvió ––esta vez más avispado que antes–– a llevarse a su amigo para el lugar que le correspondía.
Según los informes de la época, cuando ya iban de camino, el astuto Jack fingió que tenía mucha hambre justo al momento de pasar por enfrente de un manzano. Entonces le pidió con palabras muy quejumbrosas que le concediera un último deseo como a cualquier condenado se le concede, que se subiera a lo más alto del palo y le bajara una manzana.

Desafortunadamente, jamás las travesuras son eternas. Y el pobre Jack, como cualquier mortal, se tuvo que morir. En un boletín celestial que data de la fecha, al Cielo no pudo entrar, porque lógicamente allá no se concede la entrada a tipos tan corrompidos como Jack. Dicen que apeló a su viejo amigo Lucifer para que lo dejara vivir en sus dominios. Pero que allí tampoco pudo quedarse, por cuanto el diablo respetó la vieja promesa de no apoderarse de su alma.
Y es ahí cuando comienza a penar el difunto, es decir, cuando le toca irse por la tierra a deambular desesperado en busca de un sitio donde pasar su eternidad. Y fue tanta la tristeza de Jack y la cara de infinito dolor que le vio Satán que, como gesto increíble, le regaló una brasa del infierno que obviamente no se apaga para que le alumbrara su camino.
Como todavía le quedaba inteligencia, Jack excavó un nabo, su comida favorita, y puso la brasa adentro, abriendo varios orificios bastos por donde salía la luz. Unos dicen que talló su misma cara o la del diablo y por eso quedó monstruosa.
De cualquier manera, ahora ––según informes populares–– lo ven pasar errante por las noches, llevando a cuestas una condenación eterna peor que la del infierno, además de una linterna que no se apaga. No se extrañen entonces si se lo encuentran ahora en la noche de Halloween y los invita a un trago.
jueves, 18 de octubre de 2012
BUENAS HISTORIAS PERRUNAS
"Alicio", un perro devoto, aún sigue esperando en vano frente al centro de salud donde su amo murió en enero de 2010. Algo semejante le pasa a "Capitán", otro can admirable que todos los días, hace ya seis años, al caer la noche, se acuesta al lado de la tumba de su antiguo protector
Por Lebb
Para Canelo, mascota excepcionalmente fiel, la cita médica de su amo no terminó jamás. Él siguió esperándolo ahí en la puerta del hospital, por espacio de 12 largos años, hasta que un fatídico 9 de diciembre de 2002 al moverse de su sitio por alguna necesidad, murió al ser atropellado por un vehículo.
En un caso similar, en el Cementerio la Piedad de Rosario, Argentina, un perro de raza Collie todavía aguarda el regreso de su amo desde 1995, en el lugar al cual llegó el dia del fallecimiento de su dueño.
En Uruguay, está la historia del negro Gaucho, que recorrió más de 50 kilómetros hasta el hospital en el cual fue recluído su amo quedándose allí hasta su muerte; luego, lo acompañó a la funeraria y a todo el velorio. Después, al cementerio. Por razones perrunas sorprendentes que el humano no entiende pero sí admira, estableció su domicilio al lado de la tumba del amo, erigiéndose como su centinela, hasta el día de su propia muerte.
Pero el caso más asombroso de "virtud" animal lo constituye indudablemente la historia de Hachikó, un perro de raza akita, fiel a morir, a quien, en 1924, Eisaburó Ueno, un profesor del departamento de agricultura en la Universidad de Tokio, adoptó como su mascota y a la cual le profesó un cariño rayano en adoración.
Desde entonces, cada día Hachikó se estacionaba en la puerta delantera del terminal de Shibuya a recibir efusivamente a su amo al final de la jornada. Esta rutina de afecto y lealtad prosiguió sin interrupciones hasta el 20 de mayo de 1925. Desgraciadamente ya el 21 de mayo, el profesor Ueno no pudo volver a casa en el tren, como de costumbre, por cuanto en plena clase había sufrido un fulminante derrame cerebral y había muerto.
Y Hashikó, lógicamente, se quedó esa vez en la estación esperando en vano su regreso. Pero no fue sólo esa tarde que aguardó inútilmente al profesor moviendo la cola, mirando expectante la puerta del tren, listo a prodigarle sus alegres brincos de celebración y los consiguientes besos de lengua.
Pasó el tiempo y Hashikó siguió esperando ahí, puntualmente, los nueve años siguientes, en el sitial de costumbre, justo en frente de la estación, con la misma actitud, lloviera, nevara o tronara, hasta el día en que se durmió definitivamente, quizá soñando con la idea obstinada de ver llegar otra vez al amo afectuoso y sonriente.
miércoles, 17 de octubre de 2012
NACIDOS PARA BENDECIR
Aquel discípulo anduvo errante durante mucho tiempo en busca de la razón de su paso por este mundo. Y al final, bajo un cielo fresco, se percató de que el color de la vida era fácil de apreciar y de aplicar: él había nacido para algo divertido y redentor.. había nacido, como todo el resto de la creación, sencillamente para BENDECIR!
Por LebbCuentan que una vez un joven discípulo abandonó a su maestro y, por arrebatos de aventurero espiritual, se fue de andariego loco por el desierto, víctima del sinsentido de la vida.
Tras andar muchas horas terminó agotado, bajo la gravedad del sol y del polvo, con sed y hambre delirantes, ansiando con el alma y con el cuerpo los bienes oportunos del pan, del agua y de la sombra. Pero antes de que lo abrumara la desesperación y como respuesta gratuita a sus sentidas peticiones, descubrió a lo lejos, en medio de las ardientes dunas, la prodigiosa bendición de un oasis.
De una vez, sin mediar reflexión científica o razones prácticas para descartar un espejismo, emprendió carrera desenfrenada hacia el sitio donde ciertamente se erguían altas palmeras, crecían árboles frutales y la frescura de un arroyo de cristal se deslizaba musicalmente sobre guijarros blancos y arena. Allí, admirado y agradecido de corazón, tras inclinarse a beber, se recostó contra uno de aquellos árboles deliciosos a paladear sus frutos y a degustar extasiado el portentoso fresco del lugar.
Cuentan que cuando ya estaba a punto de partir, el discípulo lleno, satisfecho y descansado, se volvió hacia las palmeras, hacia los frutales, hacia el manantial, hacia el cielo y, con el alma iluminada, les dijo:
— ¡Oh, árboles y creación entera! ¿Qué bendiciones os puedo dedicar? ¿Que vuestros frutos sean dulces? ¡Ya son deliciosos! ¿Qué vuestra frescura y belleza sean abundantes? ¿Para qué si ya sois un paraíso?
Entonces guardó silencio, y resolvió dejarse acariciar por la poesía del oasis transfigurada en verde brisa y en sonoro silencio de amor. Y empezó entonces a interiorizar la lección sobre un valor fundamental que infunde sentido, gracia y color a nuestra presencia en este mundo: Empezó a entender que debía de imitar no al desierto sino al oasis: Había que bendecir con la propia vida.
Pero bendecir con hechos y frutos del corazón. Bendecir con obras y sentimientos sinceros, a quienes lo necesitan o no lo necesitan. Y aunque la palabra tiene magia y atrae energías saludables hacia las personas que bendecimos, primariamente hay que bendecir con nuestros bienes, con nuestra vida, con nuestro apoyo, con las sonrisas, con las manos, con la mirada, con los gestos, sin rehusar un favor, sin egoismos, sin odios, omisión, indiferencia, orgullo...
Entendió entonces su intimidad que él había sido producto de una bendición. Y que por lo tanto su vocación miraba a eso, a bendecir también. Al continuar la marcha, ––porque no podía quedarse allí para siempre––, observó la alegría en el vaivén de las hojas ante el buen humor del viento y no pudo menos que sonreir también. Observó asimismo la obra redentora del agua clara y el destino nutritivo de las especies vegetales. Y entonces no pudo aguantar las ganas de saltar, alabar y bendecir la vida, recordando las palabras del principal Maestro: "¡Venid al Reino, BENDITOS de mi Padre!"
Por fin podía volver a los suyos, donde el maestro y la comunidad, pues tenía clara la tarea de su vida:
Había nacido para algo divertido y redentor... había nacido, como el oasis y todo el resto de la creación, sencillamente para bendecir. Y, además, era apremiante empezar sin demora la tarea.
viernes, 12 de octubre de 2012
domingo, 30 de septiembre de 2012
LOS FANTASMAS QUE ALGUNA VEZ NOS PRESENTARON
En aquella época pre-modernista ––como les he venido contando–– durante la cual no nos engolosinaban ni los canales de televisión o los juegos electrónicos y ni siquiera podíamos imaginar las redes sociales, nos gustaba a los hermanos, a nuestro padre y a tal cual hijo de vecino, sentarnos a conversar y a echar cuentos, ya hacia el final de los bellos atardeceres, en torno a una mesa o apostados en un corredor de ladrillo a la luz de una lámpara campesina
Al fondo, tras la baranda de madera que flanqueaba el costado del pasillo hacia el monte, empezaban árboles, campos y montañas a perder sus colores, sus formas y encantos a merced de la avasalladora oscuridad de la noche. Era entonces cuando mi hermana, que apenas comenzaba a hablar pero entendía bastante, cada vez que alguién terminaba de hacer algún apunte jocoso, se ponía de pie, se arreglaba el cabello y comentaba con entusiasmo, en su propia lengua sin "r", diciendo: "Eso sí fue pa' lija!" A cual más trataba de corregirla y al cabo de un buen de tiempo de entrenamiento medio se le escuchaba la "R". Pero a semejanza de los pecadores empedernidos, pasado un rato y después de una tanda de cuentos, volvía a ponerse de pie, sonriente y con esta expresión pascual en los labios: "¡Eso sí fue pa'lija!"
FRASES MEDITABLES
*Uno tiene que SER algo para poder HACER algo. - Goethe

* Las ideas no duran mucho. Hay que hacer algo con ellas, y ¡pronto!
* La dicha de la vida consiste en: tener siempre algo que hacer, alguien a quien amar y alguna cosa que esperar”
* Debes ser, el CAMBIO que quieres ver en el mundo.
* Solo existen dos días en el año en los que no se puede hacer nada. Uno se llama ayer y otro mañana. Por lo tanto hoy es el día ideal para amar, creer, hacer y principalmente vivir.
* Antes de iniciar la labor de cambiar el mundo, da tres vueltas por tu propia casa - Proverbio chino
* No existe pasión más poderosa que la pasión de la pereza.
*La dificultad es una excusa que la historia nunca acepta.
*Aprender sin pensar es tiempo perdido; pensar sin aprender es peligroso.
viernes, 21 de septiembre de 2012
¡HOY ENTRÓ EN CIRCULACIÓN EL OBSERVADOR 20!
sábado, 15 de septiembre de 2012
EL ARLEQUÍN y sus amigos
Todos poseemos anhelos que no nos atrevemos a compartir abiertamente con los demás, salvo cuando la ocasión permite máscaras y disfraces. Ahí es cuando surgen los "héroes", los "payasos", las "princesas", las "muñecas pelirrojas", los
"magos" para mostrar con sonrisas las otras facetas importantes de nuestro mundo interior
Por Lebb
Los observadores de la vida parecen estar de acuerdo en que el uso de disfraces, de máscaras, polvos y coloretes permite a cualquier persona, de forma divertida y sin necesidad de caer en el ridículo, mostrar no solamente diferentes facetas de su personalidad, sino también revelar tras esos atuendos y payasadas sueños internos, anhelos pendientes, vocaciones tardías o quizá, y ojalá no fuera cierto, aspiraciones frustradas.Por eso es que son bienvenidas y aplaudidas las ocasiones, llámense ferias o fiestas, que tienen las personas, para que, como en una sesión terapéutica, gocen la licencia de vestirse de forma sugestiva y así poder desempeñar un rol diferente del que habitualmente representan en la sociedad. Hay quienes lo toman también como beneficio psicológico o medio cómico de evadir la realidad aunque sólo sea por un corto periodo de tiempo.
El objetivo, siguen diciendo los expertos, es sondear más de cerca y con sinceridad los ideales de uno mismo que se debaten en las fibras más internas del corazón. Bajo la protección mágica de una barba blanca, de la nariz superlativa de un payaso, de la peluca roja de una muñeca deseada, de los rombos chillones de un Arlequín, los sueños están automáticamente al alcance de la mano. Es entonces cuando un estudiante, por ejemplo, puede alcanzar la identidad de un Merlín o el protagonismo de una princesa en un cuento de Hadas, el título de un superhéroe de pantalla o los honores de un prócer de la historia.
Si bien es cierto que hoy día las mascaradas o fiestas de disfraces se han convertido más que antes en eventos cómicos y jocosos, no han dejado de tener los significados expuestos arriba. Siguen conservando bajo la lupa del analisis psicológico la tendencia íntima del ser humano de escaparse de realidades opacas, perturbadoras o insatisfactorias. El hecho de recomponer el rostro con una mano de cosméticos o de transformarlo en una cara postiza de felicidad, o de enfundarse en un traje brillante, o de caracterizar a quien con su varita mágica transforma realidades, son formas de encarnar fuertes ambiciones o de revelar sutilmente deseos fundamentales que la persona ama y quiere materializar en su vida.
Sin embargo, existen con relación al tema dos aspectos que se deben considerar. El uno se refiere a que no siempre, dada la naturaleza humana con inclinación al egoísmo y a la malicia, los intereses íntimos pueden resultar propósitos nobles de vida. El otro se refiere a que muchos prefieren pasar la existencia solamente deseando ser, sin dar el salto práctico al hacer.
Así que, el Arlequín y todos los enmascarados, llámense Batman, Capitán América, Spiderman, Barbie, etc. pueden caer en la tentación de continuar viviendo de modo facilista y abstracto sus ideales de éxito, de felicidad, de amor y entusiasmo con puro maquillaje y solamente bajo sus disfraces. Les corresponde entonces, sin dejar de amar la creatividad y la fantasía, identificar sus reales propósitos existenciales para que los incluyan definitivamente con letra mayúscula en sus proyectos de vida.
A todos también nos corresponde, pues aún tenemos anhelos que cumplir, valorar e impulsar las ambiciones e ideales de cuantos nos rodean, así estaríamos también contribuyendo a la realización de nuestra propia vocación humana.
domingo, 9 de septiembre de 2012
ALICIA EN EL PAÍS DE LAS DECEPCIONES
La grave y creciente problemática de los embarazos adolescentes en Colombia, pasa por noviazgos liberados como el de Alicia Dorada, quien cuenta parte de su historia para que otras "Alicias" de pronto no pasen por lo mismo
Por Lebb
Hace algún tiempo el famoso Gurú del amor, del cual les hablé el otro día y del cual también he registrado varios episodios de sus andanzas, me llamó para compartir conmigo otra de las anécdotas más significativas en su apasionante actividad como consultor de amores y consejero de corazones. Y en esta ocasión me estuvo hablando de una bella chica de nombre Alicia Dorada, pariente talvez de otra Alicia no sé si de la Adorada o la del país de las maravillas. Como sea la cosa esta chica de nuestra historia era una colegiala inteligente y con grandes aptitudes, entre las cuales brillaba el amar sin pensar mucho y el dar demasiado, pidiendo poco.
Le contaba entonces al Gurú que, precisamente por esa generosidad suya, por ese desprendimiento en el afecto, había accedido a darle a su novio ––porque se la pasaba pidiendo–– ‘pruebas tangibles'de amor, porque ya no se contentaba sólo con palabras y besos virginales.
"Ese pedigüeño comenzó pidiéndome poquito ––contaba desde el principio––: un beso, dos besos, hasta tres besos sencillos y cálidos. Y yo se los daba. Pero después, cuando entró en efervescencia, me pidió besos complejos de mayor temperatura además de caricias más fogosas. Como si fuera poco o más bien loco ya andaba atrevido explorando zonas ignotas de mi geografía.
Aquí el Gurú hizo el ritual de acomodarse mejor las gafas para mirar a Alicia detenida y devotamente como se debe mirar la belleza ––No era para menos, al fin y al cabo, él era el gurú del amor–– Luego carraspeó un poco en un intento por interrumpir a su interlocutora. Apenas lo consiguió le comentó:
"A mí no me gustó esa materia ni en la primaria ni en la secundaria. Pero, mirándote bien, Alicia, yo creo que me fue aburrida la geografía porque las maestras no sabían enseñarla bien".
"Por favor, señor Gurú, ¡estoy hablando en serio!––lo reconvino la chica. Y cuando el maestro se puso también serio, ella continuó––: Entonces, yo, como también soy mujer de inflamables emociones, no pude negarme a semejante pliego de peticiones y acabé por entregarle no sólo mi historia, mi geografía , sino también toda mi anatomía.
Aquí el Gurú del amor abrió los ojos desmesuradamente, se alineó las gafas en dirección al rostro de Alicia Dorada, y, pensando en Anatomía, la interrumpió:
"Esa materia sí me parece muy apasionante. Me entretenía bastante. Sobre todo cuando la maestra..." ––La chica entonces lo miró con severidad e hizo una breve gesto acusador como para que su consejero no siguiera obstruyendo el relato al recordar sus arcaicos gustos académicos. Cuando recobró su atención, ella continuó:
"Por un tiempo ambos la pasamos dichosos, con o sin condones, inmersos en pasión original, mejor quizá que Adán y Eva en el paraíso. Nos divertimos harto experimentando todas las posibilidades del instinto en nuestros cuerpos, más que todas las virtudes del amor en nuestros espíritus".
El Gurú intervino para comentarle a Alicia Dorada, que, por lógica natural, esa especie de vida marital anticipada, terminaría afectando seriamente su noviazgo --si es que así se le podía llamar a esa relación de entonces, que más bien parecía ser un pacto egoista para satisfacer instintos comunes. Y en efecto, la chica, con asomo de lágrimas en sus ojos, empezó a contarle el desenlace crítico de su historia:
"Con el correr de los días, empecé a notarlo frío en afectos y escaso en atenciones. A veces venía a buscarme y sin siquiera un beso deseaba utilizarme para practicar una nueva técnica amatoria que yo no me sentía con ánimo de intentar".
Aquí el Gurú meneó la cabeza y exclamó: "¡Ah, chicos de hoy día, cómo están adelantados en esa materia. Ya podrían dar clases!" Alicia continuó con mayor aire dramático:
"Y ¿Cómo le parece que la semana pasada me dio la sorpresa: me contó fresco y contento que se había enamorado de alguien más compatible y más complaciente que yo. Y, sin darme más explicaciones, ni considerar tantas pruebitas de amor que le dí, se marchó de mi lado tranquilo a vivir de novio casado con ella.”
"Indudablemente, ––apuntaba mi amigo el Gurú–– esa joven, Alicia Dorada, representa un grupo numeroso de chicas quienes, al no establecer diferencia clara entre matrimonio y noviazgo, adelantan las relaciones conyugales, durante esa etapa importante de conocer a alguien, de fortalecer un prospecto de amistad especial, de compartir tantas cosas bellas que un enamoramiento inspira. Y lo echan todo a perder. Se ocupan en intensificar la sensualidad más que la espiritualidad, en avivar más el toque toque de los cuerpos que la cercanía de los espíritus, el sexo más que el corazón, dinámicas que precipitan al fracaso una relación de noviazgo".
A Alicia Dorada, entonces, que por fortuna no había quedado embarazada, abultando así la perturbadora estadística de madres adolescentes, le tocaba recobrar el ánimo, recuperar la autoestima y empezar de nuevo otra búsqueda de amor.
Pero lucía más preparada para manejar mejor alguna relación futura. Lo necesitaba, porque no faltarían hombres conquistadores, mal o bien intencionados, que saldrían a su paso, propensos unos a la pesca honesta de corazones exclusivos y otros a la caza egoísta de sexo bueno, bonito y barato. Debía elegir bien.
"QUIEN LO VIVE ES QUIEN LO GOZA"
VITAL ponerle espíritu a los quehaceres
(Editorial para el Observador 20)
Conocí una madre excepcional que sin saber inglés ni suponer que su hijo menor lo estudiaría después en la universidad, acuñó una justa expresión, basada precisamente en una palabra capitalista, para indicar que los buenos oficios de la vida realmente debían hacerse más que con presupuesto material o recursos económicos, con "fondos espirituales" y ganas morales. Y cuando alguno de nosotros mostraba pereza, espíritu negligente, ante las tareas asignadas, comentaba directo a nuestros oídos: "Este muchacho para hacer las cosas no tiene "fundinga", donde "fundinga" proveniente de "fund", (fondo, presupuesto o recurso), indicaba con toda la oración que el personaje mencionado adolecía de corazón y de presupuesto moral para acometer la vida con gusto, con dicha y con provecho.
En otras ocasiones, cuando ella cándidamente esperaba que fuéramos a la tienda, corriendo y entusiasmados, al mandado del momento, nos advertía: "Pónganse las quimbas", para pedir más que botas o zapatos, un coraje explosivo para ir a mil por hora a comprar por ejemplo el pan del desayuno.
Y el padre exclusivo que conocí, mientras pulía la pieza dental hasta convertirla en espejo, en sus ejemplares faenas de trabajo, tarareaba una famosa estrofa colombiana:
"Toma esta cancion que lleva alma, corazón y vida.. Alma para conquistarte, corazón para quererte y vida para vivirla junto a ti"
Y luego, a través de los enormes aumentos de sus gafas nos estudiaba con picardía añadiendo un comentario:
"No son garbosos ni briosos como el famoso caballero noble que conocí de apellido Zapata a quien jocosamente, al salir de la casa a su paseo habitual, algún sin oficio le tomaba del pelo preguntándole: "¿Te vas Zapata?" A lo cual él contestaba con entusiasmo feroz: "¡No, ala, me voy a pie!"
El otro personaje de gozosas ganas por el trabajo era el abuelo, el cual, cuando llegaba a un sitio donde supuestamente debía haber hechos y emoción, pero no había nada de eso por ninguna parte, al punto miraba con ojos fiscales a los dormidos de la función y les exigía: "¡Bueno, señores, ¡QUE SE VEA MOVIMIENTOOOOO!"
Y desde luego, conocí también a un costeño intenso, quien, después del Festival al bajarse del bus, sacudiéndose todavía pues aún no había perdido el impulso, repetía la orgullosa jaculatoria: "¡Hey, quien lo vive, es quien lo goza!"
Todos ellos nos adoctrinan con su biografía en el dogma de que es vital ponerle espíritu a los quehaceres de la vida, ponerle amor y garra, por ejemplo, al estudio, al juego, al arte, a la Fe, al baile, como lo hace precisamente la chica divina de la portada que se retuerce y estira al ritmo enloquecedor de la música olvidándose del mundo. Ahí es cuando uno entiende mejor la magnitud real de la expresión de arriba, según la cual "quien lo vive es quien lo goza".
martes, 4 de septiembre de 2012
sábado, 25 de agosto de 2012
¿POR AMOR AL ESTUDIO... O POR OTRO AMOR?
viernes, 24 de agosto de 2012
OBSERVADOR 19 Versión Total en:
https://sites.google.com/site/interlebobservador/
Para que no te pierdas la última edición del
periódico que tanto ha significado para ti
jueves, 23 de agosto de 2012
EN PROCESO OBSERVADOR 20
InterLeb Prensa
tiene el gusto de presentarles la portada de la nueva edición del OBSERVADOR 20,
el cual estará circulando la próxima semana
lunes, 20 de agosto de 2012
EL FASCINANTE MUNDO DE LAS POSIBILIDADES

viernes, 3 de agosto de 2012
Inventan dispositivo para silenciar charlatanes
Sus diseñadores proponen que se use en bibliotecas, salones de clase y oficinas
De Internet, versión Lebb, para el Observador 19
Científicos japoneses dicen haber encontrado el remedio para el mal de la parlanchinería y de la cantaleta. Su Speech Jammer, que así se llama este silenciador del habla (o bloqueador del discurso), causa en los humanos el mismo efecto que el alcohol. Primero hace que la persona confunda las palabras, luego hace que se vaya enredando con ellas, o trabándose, y por último, consigue que el parlero o sea el hablador, opte más bien por cerrar el incansable... ––para mejor decir––, la incansable boca.Se trata de un aparato provisto con un micrófono sensible y dinámico que transmite las ondas sonoras en una determinada dirección. Se aprieta un botón y la persona que habla oye sus propias palabras 0,2 segundos después de haberlas pronunciado.
Este retraso rompe la retroalimentación normal entre el cerebro y los órganos articulatorios. El alcance del dispositivo es de hasta 34 metros. Sus diseñadores proponen usarlo para mantener silencio en bibliotecas, salas universitarias y oficinas; o donde se requiera cerrar la boca para escuchar con atención a quien realmente está diciendo cosas importantes.
Los inventores, sin duda, han hecho un aporte al valor del silencio receptivo y productivo, para que las ideas entren con paso firme y consciente al cerebro, trabajen ahí despacio y logren salir después con inteligencia y acierto.
Por otra parte, según varios observadores, algunos maridos ya están haciendo cola en los almacenes de Tecnología, para hacerse de primeros al nuevo artículo, porque dizque necesitan con angustia ponerlo a funcionar en sus casas. Falta ver si sus mujeres "cantaletosas" se lo permiten.
"La muerte es tan tirana que..."
Cuando nos reuníamos en el pasado a intercambiar sanas historias, apuntes o anécdotas jocosas, estábamos perpetuando una tradición ancestral muy valiosa y, de paso estábamos, para no contrariar a la abuela, avanzando hacia el paraíso...
Por Lebb (Observador 19)
Cuando nos reuníamos familiarmente en el pasado remoto a intercambiar sanas historias, apuntes o anécdotas jocosas, estábamos perpetuando una tradición ancestral muy valiosa y, de paso estábamos, para no contrariar a la abuela, ganando indulgencias por cuanto sonreir y divertirse a lo bien es una manera cristiana de ir avanzando hacia el paraíso. En aquel tiempo, por ejemplo, al cual nos veníamos refiriendo en la edición anterior, nuestro padre al escuchar mentar la palabra "chistera" de labios de la más respetada oyente, se precipitó hacia un viejo mueble de gaveta y estantes asegurados con vidrios de donde extrajo de uno de ellos un gran libro de pasta irreconocible y edad avanzada, que abrió solemenemente delante de nosotros. Tras una búsqueda paciente en sus páginas, declaró: "Chistera es... ––dijo–– un sombrero, una cesta...No es a lo que se refiere la señora. ––Miró a nuestra madre con sonrisita burlona y añadió:–– Pero es una palabra castiza y podría como regionalismo referirse a la capacidad típica de una persona de contar chistes a su manera. Es decir, existe y la contempla el diccionario Larousse. Se escribe así y se pronuncia "Larús". ––Simulaba ser un profesor de Idiomas––.
Marbolleán, como solía firmar sus escritos, era afecto a la corrección idiomática y a la bella expresión de las realidades naturales y humanas. De ahí el culto hacia el cortejo, a los poemas y hacia las canciones románticas, que conformaron el repertorio propio de sus serenatas en aquellos tiempos cuando las mujeres eran duras de atrapar y entonces había que llegar a su corazón por las exigentes trochas del verso, de las notas musicales y del verbo conquistador. (Ahora parece que ya no hay "trochas", sino carreteras pavimentadas).
De todo aquel trajinar sentimental quedó indudablemente su espíritu poético y ensoñador. Y claro, quedó un tiple bueno y sonoro, feliz sobreviviente de tantos años que sí fueron capaces de enterrar sus enamoramientos imposibles y de cremar sus fallidas ilusiones difuntas, mas no su visión de encanto y apego por la vida. Para nosotros que todavía no éramos víctimas de nostalgias vanas, resultaban estimulantes los momentos cuando él precisamente descolgaba de una puntilla de la pared el memorable instrumento y empezaba a digitar con sus grandes dedos sus finas cuerdas, las cuales, en el acto, sembraban el aire de notas y de rimas.
Entonces podía declarar una sorpresiva pausa y preguntar. por ejemplo:
––¿Se acuerdan de un tal Anselmo? ¿Hombre fatal, obsesionado por la muerte, sin instantes para vivir tranquilo? ––Sí nos acordábamos. Cada vez que tenía que marcharse de viaje, se encaramaba en un montículo a la salida del pueblo y hacía un discurso de despedida, que terminaba así:
––¡Me voy, amigos, adiós... No sé si volveré! ––y remataba con la frase:
––La muerte es tan tirana que no sé si volveré. ––Pero siempre volvía. Y ese era todo el chiste. Siempre volvía. Hubo un día en que no echó el discurso y se fue. En esa vez, sí no volvió. (Continuará)
domingo, 29 de julio de 2012
HUMOR INTERLEB (Observador 19)
La imaginación consuela a los hombres de lo que no pueden ser: el humor los consuela de lo que son
Dos amigas están conversando:
-Debo tener mucho cuidado de no quedar embarazada.
-¡Pero si tu marido se ha hecho la vasectomía!
-Por eso mismo. Es que una nunca sabe.
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Las suegras definitivamente son muy útiles |
¡Mamá, en la escuela me tienen apodo, me dicen “dientón”
— Eso no es cierto, hijo bello, pero, ¡rápido, cierra la boca porque me estás rayando el piso!
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Un ladrón intenta atracar a una rubia inteligente, pero es entonces cuando salta el Zorro desde el techo y la salva. En seguida, hace su conocida marca de la Z en la camiseta del pillo. La rubia mira la marca y mira al héroe y suspira sensualmente: ¡Gracias Zupermán, ––le dice enamorada–– eres lo máximo!
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Aviso en los clasificados del amor: "Chico cojo de la pierna izquierda busca chica compatible: (Es decir, que sea coja de la pierna derecha), para ir a pasear a lo bien".
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- A la farmacia, llega un mugrocito:
––Buenos días. ¿Tienen el producto: "frecuencia"?
––Disculpe, ––le dice el farmacéutico extrañado–– ¿Y eso qué es?
––No lo sé, ––contesta el mugrocito–– el médico me ha dicho que me bañe con eso.
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jueves, 12 de julio de 2012
EL BURRITO QUE AUN MUERTO ENRIQUECIÓ AL DUEÑO
La experiencia ha demostrado que para todo hay solución, incluso para la mala suerte, la decepción y el engaño, tal como pasa en esta breve historia del burrito, el cual, a pesar de no haber hecho mucho en vida, una vez muerto, hizo ganar dinero al astuto dueño
Versión Lebb (Publicada en el OBSERVADOR 19)Cuenta la leyenda urbana que una vez existió un pueblo donde los burros trabajadores, así no fueran muy entrenados ni "estudiados", ni de orígenes ilustres, eran muy cotizados porque además de contribuir al transporte básico de las personas, llevaban cargas, trasteos, lucían vanidosos en las ferias y hasta gozaban con ellos los niños, a la manera del famoso burrito Platero que inmortalizó el poeta Juan Ramón Jimenez.
Allí entonces llegó un joven citadino inteligente, amante de los animales, que de una vez quería disponer de un asno seguramente para iniciar actividades comerciales o para tener, a tono con el pueblo, su vehículo particular de transporte. Fue en seguida a la casa de un rico campesino, reconocido traficante de borricos, que negociaba docenas de ellos a diferentes precios según las edades y las capacidades de cada uno. Los buenos bordeaban los 50 mil pesos y los mejores rondaban los 100 mil. El joven, como era de noble familia, y contaba con buen efectivo, se compró uno entre bueno y óptimo, pero, último modelo, con máximos lujos, es decir, con suprema presencia según el juicio de sus propios ojos el día del negocio. El campesino recibió el dinero y la concesión de entregarle el jumento la mañana siguiente, dizque para tener tiempo suficiente de bañarlo, perfumarlo y ponerlo a punto.