Es, — muy al
contrario—, un apellido ilustre de una familia fundada
en el siglo XIV por don Alonso Tello de Meneses, hombre rico de Portugal, a
quien por su caballerosidad y heroísmo lo llamaban “el buen Tello”, en
portugués “Boo Tello”, de cuyas dos palabras se formó el bello apellido en
cuestión.
Sus
ramas se extendieron por España, las islas Canarias y América. Los
caballeros de este linaje se establecieron en el interior de Colombia, más que
todo por los lados del hoy Norte de Santander, a mediados del siglo XVII.
De donde venimos entonces, gracias al concurso de bellas y fecundas mujeres todos nosotros los ilustres y muy importantes Botello.
Los
miembros de este distinguido linaje vieron confirmada la hidalguía de su
apellido en los diferentes estamentos nobiliarios y militares de Portugal y
España.
Felicitaciones
entonces para los “buenos Tellos”, es decir para los “Botello”, bien por su
brillante pasado y por su prometedor futuro.
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