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domingo, 30 de junio de 2013

LOS AMIGOS SORDINO Y SÓRDIDO

Por Lebb

Algunos chismes comienzan con el mal oído de algunos y con la lengua exagerada de otros.



Cuentan que para entretenerse y matar el tiempo, dos abuelos, el uno de nombre Sórdido Ardila y el otro Sordino Villadiego, se sentaban en un escaño del parque a tocar temas comunes de la vida diaria.

El episodio que vamos a narrar tuvo lugar una mañana cuando, después de los saludos protocolarios y una vez sentados en la banca del parque, el primero le comentó al segundo:


--Sabes una cosa, don Sordino:  Esta mañana me levanté al alba a gozar de su frescura.

A lo cual, don Sórdido, respondió alarmado:

 "Cómo así, tu vecina se llama Alba?

 Don Sórdido le aclaraba en seguida:

--No, amigo mio, escucha bien:

--Me levanté a la aurora a contemplar su hermosura. A lo cual dón Sordino replicaba de una:

--"Ah, viejo verde, no sólo es con Alba sino también con Aurora"

Con la paciencia que caracterizaba al primero, a don Sórdido, le aclaró al duro de entender:

--¡Nada de eso! Lo que quiero decir es que me levanté temprano a saborear la virginidad del día.

 Pero el viejo Sordino otra vez entendió mal:

--"Un momento, don Sórdido, --reviró–– no me digas groserías ni mentiras:

--Es que acaso esas fulanas todavía eran vírgenes? No lo puedo creer. De todas maneras, amigo Sórdido, tienes suerte.

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