El mayor pecado es el de OMISIÓN
Por Lebb
Una vez llegó al confesionario una linda penitente sin fe y sin remordimiento de nada que le manifestó al sacerdote que ella, además de pura belleza, no tenía ningún pecado porque no había hecho nada malo a nadie.
Fue cuando, para su sorpresa, el confesor le replicó que precisamente no hacer nada por los demás es uno de los mayores pecados que pueda cometer el ser humano: "porque quien pudiendo hacer el bien y no lo hace, comete pecado por omisión", le aclaró citando a un célebre apóstol.
La muchacha se quedó pasmada un instante pero en seguida respondió que no estaba obligada a dar porque en su vida había recibido bien poco de sus padres y hermanos. Pero el cura la atacó de nuevo citando palabras de otra celebridad según las cuales todos estamos obligados a ponernos al servicio de los demás con los talentos multiformes que hayamos recibido. Pero la chica alegó otra vez que no le constaba haber recibido gracias o dones de nadie y que por lo mismo y tanto no estaba obligada a ayudar a nadie.
Pero el cura, como obstinado guerrero espiritual, contraatacó diciéndole a la falsa penitente que también su Maestro había curado a los ciegos que no veían nada bueno a su alrededor ni personas, animales o cosas que les hubieran hecho más grata y feliz la vida. La joven por fín guardó silencio y se sintió más bien ciega y paralítica, pecadora y moribunda. Poniéndose entonces la mano en el pecho bajó la vista y exclamó: "¡Yo pecadora me confieso..."
El cura enseguida trazó en el aire una gran cruz orando para sus adentros: "¡Señor, haz que tus hijos veamos!"
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