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miércoles, 5 de julio de 2023

¿Cómo van los valores en educación?

 No sólo a las áreas de Ética y religión les toca la tarea de ayudar en la construcción de la ciudadanía y de la personalidad de los estudiantes, es producto de todo el pensum académico institucional


Mi amigo Frank siente un gusto muy sincero por las caricaturas. Dice que a veces, en lugar de ponerse a leer un largo artículo, prefiere más bien sonreír pensando o pensar sonriendo, en el contenido de ellas, porque tienen la propiedad de exagerar una realidad de fondo, de criticar inquietamente,  con humor a veces incómodo, estados significativos del mundo real donde nos movemos y existimos. No sólo para que hagamos lo del bobo, el cual únicamente se queda con la sonrisa larga y el pensamiento inútil, agregando: “Siga diciendo que a mí me gustan todas esas vainas”; sino para que revisemos tales aspectos de la vida, y nos den ganas como de modificarlos para bien.

Para Quino, –comenta Frank–, el asunto de los valores de los jóvenes es competencia prioritaria de la familia, de ahí que presente la figura paterna en su relevante función de inducir valores en sus hijos, no sólo verbalmente, sino, sobre todo, con actitud y muestrario. Dicha tarea la compartirá el docente, por vocación o por salario, cuando estos chicos entren a formar parte de los grupos escolares. Frank estima que el egoísmo se infunde en el ser humano, desde sus primeros meses de chupo, volviéndose código en su desempeño de interacción social, bien en la misma escuela, en la casa y en el exterior.

Comenta asimismo a Matador, quien, con estilo algo descarnado, bosqueja contradicciones o desnuda eufemismos. A quienes presentamos valores nos asalta con la sorpresa de que los resultados en efectivo contradicen violentamente a los teóricos. La responsabilidad individual parasita de la ajena, –o sobrevive a expensas de lo que el otro hace–. Y el seudo convencimiento de que somos respetados o apreciados se nos revela como un auténtico engaño, graficado cruelmente con una caricatura dentro de la misma caricatura. Para Quino, los medios de comunicación e información se erigen como maestros colaboradores en la enseñanza de los valores predominantes en la actual sociedad, en cuanto a cultura, relaciones sociales y llenado de cerebros. 

Frank supone que unos padres y unos maestros achican su misión pedagógica al sólo “indicar”, como lo hace el padre, que también señala así a unos maestros de escuela, –de hecho, a ellos los llaman “guías”–, porque se obligan a indicar información.   Vivimos, pues, en medio de engañadores, –concluye Frank–, como la rica abuela testadora, que por suerte no ve a sus Pinochos de narices ambiciosas y sonrisas maquiavélicas. 

El contraste curioso lo ejemplifica el niño con cara inocente, que se deja tomar de la mano, en actitud desinteresada. Ajeno a la conducta tendenciosa de sus familiares, sin proponérselo, protagoniza la mejor estrategia para quedarse seguramente con la herencia de la abuela.

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