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sábado, 26 de noviembre de 2011

SEMANA ENTRANTE: OBSERVADOR 15

Estamos también de clausura 
del año 2011

InterLeb se despide con la última edición del año.
AQUÍ TE PRESENTAMOS LA PORTADA A TODO COLOR Y CON ÓPTIMA CALIDAD

 CÓMPRALO, LÉELO, COMPÁRTELO Y Reclama obsequio y calendario

Desde ya te estamos deseando unas felices fiestas de Navidad y año nuevo después de haber aprobado el año escolar o de haber obtenido tu título de Bachiller (Bueno, también si te quedaste debiendo materias o el año)

martes, 22 de noviembre de 2011

EL COLLAR DE TURQUESAS


El amor: capital que "compra" todo

Solamente el corazón precioso de una niña tuvo con qué pagar la prenda más valiosa del mercado

Versión Lebb

El joyero, un hombre rico y bonachón, se hallaba recostado sobre el mostrador un día antes de la Navidad, cavilando sobre los preparativos de la Nochebuena e imaginando los regalos al pie del árbol iluminado de estrellas multicolores. De pronto, una pequeña rubia no mayor de ocho años, de ojos celestiales, se acercó a la vitrina de seguridad a detallar las relucientes y costosas joyas que allí se exhibían. Posó luego las palmas de sus manos en los cristales al mismo tiempo que las narices y los labios desfigurando curiosamente su rostro como una atractiva fantasma.
De pronto, sus vivaces ojos de color infinito lanzaron un fulgor de victoria cuando en medio de aquel tesoro de alhajas descubrió lo que estaba buscando.  Entonces, se separó del vidrio y miró momentáneamente al vendedor que la estaba observando con absoluta atención.
––¡Por favor, ––le pidió, conquistándolo con su sonrisa–– voy a comprar ese lindo collar de turquesas. Es para mi hermana. ¿Podría envolverlo bien bonito en papel regalo?
El dueño del negocio sonrió compasivo celebrando en su interior la inocencia de la jovencita, sin siquiera tomarse la molestia de abrir la vitrina. Detalló las pupilas de la chica y como si quisiera llegar a su corazón le explicó amablemente que ella no estaba en condiciones de comprarse una prenda tan costosa:
––Creo que es la joya más valiosa del mercado. ––Agregó–– ¿Cómo crees tú que vas a pagarla?
Sin sentirse insolvente y sin demorarse nada introdujo sus manitas en los bolsillos de su ropa de donde extrajo un pequeño envoltorio de pañuelo cuidadosamente asegurado, el cual fue desenvolviendo con la gracia de un artista. Una vez terminada la operación colocó el contenido sobre el mostrador y se dirigió feliz al joyero que no daba crédito a la jocosa confianza financiera de la chica:
––Estos son absolutamente todos mis ahorros. ––Le dijo con aires de orgullo y seguridad de princesa, señalando el pequeño rimero de monedas sobre la vitrina. –– ¿Cómo le parecen? ¿Cierto que son suficientes?
Ante esto, el corazón del vendedor como púgil en el cuadrilátero recibió un primer golpe de amor, y en lugar de burlarse de ella o de despacharla de una le pareció bien tomarla en serio.
––Sabe, ––continuó la chica con creciente firmeza y entusiasmo– quiero darle este regalo a mi hermana mayor. Desde que murió nuestra madre, ella ha tomado las riendas de la casa: cuida de nosotros, trabaja sin descanso desde el amanecer hasta la noche. Va y viene en busca de dinero para mantenernos y no se da ni siquiera un minuto para ella. Hoy es su cumpleaños y estoy convencida de que se pondrá feliz con este collar que tiene justamente el color precioso de sus ojos.
El hombre se quedó en silencio. Había recibido un segundo golpe en el corazón... y se fue a la lona. Figuradamente, claro está, porque realmente se fue a la trastienda a poner el collar en un estuche de regalo. Al regresar, lo envolvió en un vistoso papel navideño con campanas y esas cosas creando una obra de arte con una cinta roja.
––Aquí tiene, señorita. ––le dijo a la niña, con el ceremonial comercial propio de vendedor a cliente–– Lléveselo, por favor, con mucho cuidado. Es la gema de color celeste más cotizada del mercado.
Salió entonces la niña de allí, contenta, volando calle abajo. Sin embargo, cuando ya el cielo bosquejaba los primeros trazos grises del anocher, una estupenda joven de cabellos rubios y maravillosos ojos azules entró al negocio como en plan de reclamo. 
Dejando al descubierto sobre el mostrador un collar de turquesas, al lado de un estuche, encima del papel regalo, se volvió al joyero y le preguntó con desenfado:
––¡Disculpe! Señor, ¿Usted vendió hoy este collar a una jovencita?
–Sí señorita, respondió el dueño
–Y ¿cuánto costó?
––Lamento no poder darle esa información. El precio de cualquier producto de mi tienda es siempre un asunto confidencial entre el vendedor y el cliente.
––Pero mi hermana tenía solamente algunas monedas. ––continuó la joven pidiendo explicaciones–– No contaba lógicamente con dinero para pagarlo. Esto más bien parece una estafa para su empresa, una pérdida, hasta una quiebra para su negocio.
El hombre no encontró respuesta. Más bien se quedó observando el rostro de la joven y no pudo menos que admirar su belleza extraordinaria, su personalidad increíble, su porte de heroína.
––Déjeme decirle algo ––le replicó por fin el joyero, mirándola fijamente–– hay tesoros mayores que éste que solamente los compra el "capital" del amor.
Luego tomó el collar de perlas y lo introdujo cuidadosamente en el estuche, rehizo el regalo alisando el papel navideño que había sufrido algunas arrugas, lo rodeó con la cinta roja y con extrema cortesía se lo devolvió a la joven, como si ella fuera una reina, diciéndole:
––Ella pagó el precio más alto que cualquier persona puede pagar. Pagó, podríamos decirlo, con el corazón y dando todo cuanto tenía. Además usted también se lo merece: ¡El collar es suyo!
El ambiente quedó sumido en un silencio grave y conventual. Luego, la joven muy emocionada tomó el obsequio, hizo un breve gesto de despedida y agradecimiento al caballero y se retiró no sin antes enjugarse unas bellísimas lágrimas azules ya listas a rodar por sus mejillas.
 Al dueño de las joyas también se le aguaron los ojos y pensó que realmente la pequeña había tenido razón: el collar de turquesas en el cuello de su hermana  iba a hacer excelente juego con sus ojos.




lunes, 21 de noviembre de 2011

EL LOBO SAMARITANO


Al final, el alumno estaría listo 
para aplicar en su vida la lección 
extrema del lobo generoso
Versión Lebb

Un maestro constantemente le proponía a su discípulo nuevas experiencias para que avanzara en su perfeccionamiento personal. Por eso un día lo llamó para que se fuera de turismo espiritual por los pueblos cercanos a presenciar casos reales de comportamiento tanto humano como animal y sacara conclusiones importantes para su vida.
El alumno entonces, feliz por no tener que entrar al salón de clase, dejó la escuela y se fue a viajar de pueblo en pueblo. Y lo que primero encontró y le causó honda sensación en una de aquellas comarcas fue el caso excepcional de una perrita que recién había tenido cachorros propios pero que también acogía en su regazo y amamantaba igualmente a un gatico enclenque y abandonado  que por desgracia había perdido en un accidente a su natural progenitora. La madre adoptiva atendía al pequeño de la misma forma como si fuera hijo suyo y hasta le pasaba dulcemente la lengua por su cuerpecito sin importarle que se le quedaran pegados los pelos. Indudablemente la escena –muy tierna, por cierto–– constituía un admirable ejemplo de solidaridad animal impresionante.
Pero eso fue poco comparado con lo que más adelante descubrió: y fue el  caso de un lobo temido en la región, el cual, al atardecer, le llevaba nada más ni nada menos que comida fresca a un enorme tigre malherido, abandonado a su suerte, que bien podría ser su gran enemigo, de no ser por esas circunstancias adversas.
Este caso fabuloso le revolcó tanto el cerebro que sintió ganas de regresar la tarde siguiente para ver si el comportamiento del lobo respondía a la casualidad o a la mera coincidencia. Con enorme sorpresa pudo comprobar que la escena se repetía: el lobo, malvado para muchos pero una bendición para el tigre, le traía parte de la cacería tenaz de la jornada y se la depositaba cerca donde el felino desvalido podía devorarla.
Pasaron los días y el acto de caridad animal se repitió de un modo idéntico, hasta que el tigre recuperó las fuerzas y pudo buscar la comida por su propia cuenta. Admirado por la solidaridad y cooperación entre los animales, exclamó entusiasmado:
- "¡La salvación del mundo es un hecho! Si los animales, que son inferiores a nosotros, son capaces de ayudarse de este modo, mucho más lo podemos hacer las personas".
Y decidió entonces hacer un experimento. Se sentó bajo un arbolito, junto a un camino muy transitado, no sin antes ponerse unas ropas sucias, embarrarse el cuerpo y poner cara de enfermo estúpido. Y se quedó así "sufriendo" entre gemidos y ayes, simulando los mayores dolores del mundo, acechando que la caridad humana se manifestara explosivamente.
Sin embargo, pasaron largas horas de soledad y aburrimiento hasta que llegó la noche y ni siquiera un curioso se acercó a observarlo.
A medianoche sus asentaderas estaban muertas de sueño y su estómago vacío andaba de protesta agresiva peor que la de los universitarios. Tuvo naturalmente que abandonar el experimento e irse a buscar mangos o lo que fuera en un cercado y un sitio donde pasar el resto de noche.
Se levantó dolorido la mañana siguiente y hasta con marcas de mordedura en las dos nalgas porque el dueño de la finca donde se metió a comerse las frutas le soltó un par de perros asesinos.
Y así regresó a la casa del maestro, desconfigurado de alma y de cuerpo, convencido de que la humanidad malvada era peor que las bestias y que no tenía  cura ni perdón de Dios.
Una vez en presencia del maestro, y tan pronto acabó el relato de su agridulce experiencia, el sabio Maestro se rió a sus anchas, al tiempo que ordenaba las mayores atenciones para su discípulo. Le hizo preparar un buen baño, una suculenta cena y una buen lecho donde descansar del viaje. A la mañana siguiente, mientras desayunaban, le comentó:
––¡Ya sabes la metodología para la salvación del mundo! Los heridos, los necesitados, los desgraciados, los pecadores, sobran y sobran. Pero, los samaritanos, quienes están llamados a atenderlos y orientarlos son pocos, son excepcionales, son providenciales: ¡Tú estás llamado a ser uno de ellos!  

sábado, 5 de noviembre de 2011

GRAN ÉXITO DEL OBSERVADOR 14

InterLeb reporta con mucha satisfacción el éxito de su publicación OBSERVADOR 14


¡Gracias a ustedes, amigos lectores, hemos tenido grata difusión lógicamente en el Colegio Llano Grande, en el colegio Galán Sarmiento, en el San Juan y en las principales veredas de Girón!

Les anticipamos que ya está en construcción la última edición del año, el

OBSERVADOR 15


SI NO PUDISTE ADQUIRIR LA EDICIÓN CATORCE, AQUÍ TIENES EL ENLACE DONDE PUEDES DESCARGAR LA EDICIÓN BÁSICA EN PDF:
https://sites.google.com/site/interleb/