Aunque nos aseguran que nuestro idioma dispone de inagotables expresiones con las cuales podemos manifestar de infinitas formas cualquier pensamiento, en ocasiones caemos en la repetición y en la monotonía semántica. He aquí un buen ejemplo de eso y de cómo podemos emplear la pluralidad de las palabras para superar ese "aburrimiento" o rutina verbal
Por Lebb
A quienes se dejan “manejar” por este verbo manipulador dedico con amor gramatical estas líneas a ver si se liberan un poco de él y son más felices con tantos otros términos que bien pueden expresar mejor sus intenciones. Pueden optar por la sinonimia o simplemente por citar las actividades por su verdadero nombre; de tal modo que si quieren referirse a “manejar” el martillo, digan más bien “martillar”; o “manejar” el taladro, digan ”taladrar”.
Prefieran “esgrimir la espada”, es vez de la forma trillada “manejar la espada”. Al hijo podemos sugerirle que “administre” mejor su tiempo, en lugar del prosaico “Maneje mejor el tiempo”. Y así como el marinero hábil “gobierna” el barco, en vez del simple “maneja” el barco, damos paso a la mayor precisión del hecho y una mejor descripción del evento. Al incorporar en el habla o en el escrito, la rica y precisa variedad del diccionario estaremos “dominando” (no sólo manejando) el arte de la comunicación.
No faltará algún lector indomable que me revire diciendo que no se va a dejar “manipular” (no digo manejar) por mis palabras. Líbreme Dios de pensar siquiera en eso de “esclavizar”, (no digo manejar),– las mentes ajenas. Yo sólo quiero que ni el gato afirme que “maneja” muy bien su maullido. Ojalá diga que “maúlla” muy bonito. Y el perro grite que “ladra” como nadie, en vez del soso: “Yo manejo el ladrido”. Y si el guepardo está escuchando también podrá pregonar que no existe un félido como él capaz de desplazarse a velocidades impresionantes, en lugar de anunciar con simpleza que “maneja” mejor la velocidad.
Tratemos de esquivar la repetición de este verbo, incluso cuando queramos revelarle al mundo que ya podemos “manejar” el carro., digamos más bien con orgullo que ya sabemos “conducir” nuestro Mercedes Benz. Este verbo, como algunas mujeres insoportables, pretende “mangonear” (no use manejar) a los hablantes exigiéndoles que se “manejen” bien, en lugar de que “se comporten a la altura”.
Querrá que sigamos pobres en el “uso” (no utilice manejo) del verbo, inactivos en el “liderazgo” (no diga más manejo) de los grupos. Y ya para finalizar este “tejemaneje” del verbo, pidamos a quienes “disponen” del poder, (no a los que manejan el poder de la palabra) que ayuden a fomentar la aplicación de la sinonimia y de la diversidad creadora.
Que así como el computador “procesa” (no maneja”) infinidad de datos, así también nuestro cerebro y nuestro espíritu también “elaboren” (no manejen) otras fórmulas ingeniosas, con las cuales podamos sazonar la convivencia, podamos enriquecernos y “gestionar” (no “manejar”) decididamente nuestros destinos.
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